La Televisión, Instrumento de dominación.
Al llegar a mi casa, después de un largo día en la universidad, enciendo la televisión. Me pongo cómodo y comienzo a recorrer rápidamente cada canal, frente a mis ojos comienzan aparecer programas televisivos de todo tipo: como viven y se reproducen los hipopótamos en África, de qué manera un tipo de los barrios periféricos violó y acuchilló a su novia, me pongo al corriente de las más insólitas copuchas de un reality show, o simplemente me dejo engatusar por las chicas de Morandé con compañía.
Frente a esta acumulación información de todo tipo, vale preguntarse ¿Es realmente la televisión un medio de comunicación que muestra u oculta la información? Siguiendo a Pierre Bourdieu, creo que la televisión no hace más que ejercer una formidable censura, en el sentido, que las temáticas que muestra son impuestas. Al existir una imposición de la información, la reflexión de está descansa en una mera instrumentalización con fines que descansan exclusivamente en la dominación de la pequeña clase dominante.
Es más, la dominación simbólica que se impone en el discurso televisivo se rige crucialmente en un juego con el tiempo, pues todo lo que muestra la televisión yace en la siguiente dialéctica; “a qué hora la muchedumbre ve televisión – y cuánto es el consumo de televisión”. Siguiendo esta lógica maquiavélica, la mayoría de las personas al llegar por las noches exhaustos a sus hogares después de un día agotador de trabajo, llegan por lo general a empaparse con la prensa televisiva.
En el cacareo que se muestra en los medios de prensa televisiva –como los escándalos de corrupción, de crímenes y asesinatos, entre otros-, vale preguntarse ¿Porqué esta información y no otra? La respuesta a esta pregunta reposa en que lo que se muestra poseen un fin determinando; extraviar la atención de lo esencial, en la medida en que la corrupción que se presenta en la televisión persuade la verdadera corrupción: la corrupción que se cultiva sobre la mente de la gran masa civil.
Podemos plantear en forma de síntesis, a la televisión como un medio que pretende ser un instrumento que refleja la realidad, pero lamentablemente acaba convirtiéndose en un mero instrumento que crea realidad. Como nos dice nuestro buen amigo Bourdieu; no hay nada más arduo que reflejar la banalidad de la realidad.
abril 17th, 2009 at 15:47
Estimado, no me aparece tu nombre pero voy a comentar tu buen trabajo. Creo que la dominación simbólica es una temática ejemplificadora de nuestra sociedad de consumo, sin duda alguna el llamado rating esta manteniendo un vinculo importante entre los fines propios de la clase dominante. Pero es importante hacerse la siguiente pregunta ¿es posible hablar hoy de una clase dominante en Chile? Recordemos que el planteamiento de Bourdieu es propio del contexto de la década de los años 70 en Francia, por lo cual, al importar su modelo al caso chileno, se hace necesario recabar en lo que entendemos por sociedad de clases.
Buen trabajo…
Matías.
abril 20th, 2009 at 23:09
Luciano, sí, la TV crea realidad, y también promueve estereotipos que se movilizan en la sociedad.
mayo 7th, 2009 at 18:46
Creo que es posible hablar de una clase dominante en Chile. Pues, en mi opinión, existe una relación maquiavélica entre la política y espectáculo que pone en serio cuestionamiento el “verdadero” rol de los partidos políticos.
Es sólo mirar, la figura de Sebastián Piñera: dueño de CHV. Y preguntarse por qué a la hora de las noticias se trasmite tanta delicuencia, y por qué después de las noticias dan estelares que hablan del “lado bueno” de los malechores. Me pregunto ¿Tendrá que ver todo esto, con la altísima tasa de legitímidad y confianza que posee el cuerpo de Carabineros de Chile? ah?