Rating: el Actor Oculto

Pues bien, como varios compañeros ya lo han expresado existe un interesante foco de conflicto en cuanto a ¿cuál es? y ¿cómo se determina? el contenido de la programación televisiva.
En éste sentido, como lo señala Thompson la “casi-interacción” televisada implicaría una experiencia de discontinuidad espacio-temporal. Lo cual quiere decir que al enfrentarnos con un aparato televisivo nos encontraríamos en la disyuntiva de acceder a coordenadas espacio-temporales diferentes a las que vivimos en nuestra vida cotidiana, o sea pondríamos un stand by a nuestras vidas cotidianas (pág. 129) . Es de ésta manera, frente a la negociación del individuo por ver o no ver ciertos programas televisivos, en donde se construiría la “casi-participación” (pág.130) de los sujetos en la producción de la oferta televisiva, y en donde la negociación por el consumo programático se transforma en un ritual cotidiano yendo y viniendo de lo imaginario a lo real.
De algún modo, como diría Bourdieu, estaríamos en presencia de estructuras estructurantes, ya que la relación entre emisor y receptor implicaría una interacción creativa, en donde las elecciones del público influirían en la producción del emisor. Aún así éste proceso se vería envuelto en algunas dificultades, sobre todo ambigüedades, ya que no se sabe a ciencia cierta si el mensaje enviado por el emisor es satisfactoriamente recibido por la audiencia (pág.133).
Éste diálogo monológico a impulsado a la industria televisiva a crear sofisticada tecnología capaz de medir la audiencia, el rating. Éste último es un aparato administrado por sólo una empresa en nuestro país Time Ibope (http://www.peoplemeter.cl/timeibope/index.asp), capaz de medir on-line el porcentaje de personas u hogares que en éste minuto ven cada uno de los programas de televisión. O sea es a través de la información entregada por ésta empresa, particularmente por el rating, que los canales televisivos se nutren e informan de cuales son los supuestos gustos e intereses programáticos de las personas. En algún sentido el rating sería como nuestro representante, nuestra voz, para los decidores televisivos, y por tanto sería el termómetro a partir del cual se crean nuevos programas. En definitiva, cuando discutamos de contenido televisivo, no dejemos fuera éste ingenuo pero no menor aparato tecnológico.
Para finalizar, ¿alguien sabe cual es la muestra real del rating en Chile?, ¿sabemos a quienes miden? ¿Sabemos si mide a todo Chile o sólo a Santiago?, ¿Estamos al tanto de cuál es la administración de éste monopolio televisivo? (etc.etc.etc;…).
Pues bien creo que he aquí el real dolor de cabeza del contenido televisivo de nuestro país. ¿Ustedes que opinan?

3 Responses to “Rating: el Actor Oculto”

  1. daniela.roumeau Says:

    La verdad es que esas preguntas también me las he hecho en alguna oportunidad. A partir de tu post, en la página web que dejaste, dentro de las metodologías se señala que el universo de la muestra corresponde a personas de cuatro a más años que viven en hogares privados y que poseen televisión (como criterio fundamental). De acuerdo a varios procesos en los hogares finalmente seleccionados, se les instala un «turnover panel» (así se llama el aparato) para medirlas señales que dan el rating.
    Declaro que recién ahora supe como funcionada esto del rating, pero mi duda es, si los canales de televisión paralelamente a estos estudios de rating, ofrecerían a los hogares algún tipo de «recompensa» para dejar la tv prendida donde ellos lo necesiten?. Sin rating no hay auspiciadores, sin los últimos no hay programas.
    La verdad es que no conozco ningún caso de hogar que tenga este aparato.

  2. juanpablo.galaz Says:

    Respondiendo a las primeras preguntas: La muestra del rating en Chile se mide en los principales centros urbanos, tales como Santiago, Concepción, y Viña del Mar.
    Sí se les da un incentivo a quienes tienen un aparato de People Meter en casa, pero no es un sueldo. Es sólo un incentivo.
    Para los avisadores (empresas que pagan por publicitar sus productos/servicios en los diferentes medios de comunicación) es importante saber a cuantas personas se llegará a través de cada medio. A partir de esta información, es el monto que los canales de televisión cobran por cada espacio publicitario.
    Entre otros factores importantes que se toman en cuenta a la hora de decidir publicitar entre un programa televisivo y otro, están los porcentajes de consumo según cada grupo socioeconómico. Por ejemplo, una teleserie de TVN puede ganar en sintonía con 20 puntos, mientras que su audiencia puede ser mayoritariamente C3. Por otro lado, una teleserie en Canal 13 puede marcar 7 puntos de rating, pero tener como audiencia principal C1. Los espacios más consumidos por las audiencias C1 son los más caros, porque son audiencias con mayor poder adquisitivo.

  3. carolina.quiroga Says:

    He reflexionado un poco acerca de sus comentarios y de lo que a principio de semestre escribí. Me di cuenta que si bien pueden tener razón en lo que plantean, mi interés fue poder desencadenar una reflexión a partir del cómo se mide la audiencia, el «poder» implícito que ésta tiene – como bien lo señalas Juan Pablo- y cuestionar más bien la legitimidad tanto ética como metodológica del mecanismo de medición.

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