Periodismo ciudadano: ¿La nueva forma de ser periodista?

Hombre protesta por ruidos molestos en Providencia – Crédito: Rocío Rivera (vía YouTube)

Entre cinco y veinte millones de pesos puede llegar a costar estudiar Periodismo en Chile. No hay un registro de cuántos periodistas hay en nuestro país y tampoco sabemos cuántos de ellos trabajan haciendo noticias, pero lo que sí sabemos es que con un smartphone que puede costar menos de $50.000 o simplemente con una cuenta gratuita en alguna de las redes sociales, ya se puede generar pauta.

Llevo un año en periodismo de medios online y mis publicaciones me han ayudado a entender cómo los periodistas hacemos pauta gracias a nuestros mismos lectores. Antiguamente, “palpar temas” sin la conectividad de hoy, era difícil, o para mi, es prácticamente imposible.

Según Shayne Bowman y Chris Willis en “We, the media”, el periodismo participativo es “el acto de un ciudadano o grupo de ciudadanos que juegan un papel activo en el proceso de colectar, reportar, analizar y diseminar información. La intención de esta participación es suministrar la información independiente, confiable, exacta, de amplio rango y relevante que una democracia quiere”.

Hasta aquí, todo bien. El problema es que, y sin criticar la ayuda que nos entregan estos “ciudadanos reporteros”, algunos de los periodistas de hoy están constantemente alimentándose de información y denuncias publicadas en internet, lo que no está mal. El conflicto se genera cuando dicha información es insuficiente, errónea o tergiversada por el mismo periodista, esto por una mala comprensión o por no “hacer la pega”. A continuación, un ejemplo propio.

Ruidos molestos

Una mañana de domingo en Providencia es tranquila. Sin embargo, en abril de este año, estaba en la casa de mi pololo viendo televisión a eso de las 12 de la tarde, cuando un ruido, ensordecedor, comenzó a perjudicar nuestra tranquilidad. Invadidos por la curiosidad, salimos al balcón y nos percatamos que dos obreros estaban “taladreando” la vereda, incumpliendo completamente una ordenanza municipal que obliga a que todo tipo de trabajos viales o de construcción, se remitan a los horarios establecidos: De lunes a viernes horario normal y sábado hasta medio día.

En ese mismo momento, y “empoderados” con nuestros teléfonos móviles, bajamos a la calle. Ahí, muchos vecinos de los edificios cercanos también se acercaron al lugar, reclamando e insultando a los dos obreros, obligándolos a parar con el trabajo. Luego de reiterados llamados a Carabineros, Seguridad Ciudadana y no sé cuántas entidades más, los trabajadores reanudaron la obra, sin pensar en que los vecinos reaccionarían, incluso con agresividad.

Y así fue. Uno de los vecinos, llegó con su bebé en brazos y un spray, y precipitándose al camión de la empresa, comenzó a rayar e insultar a los trabajadores. Esto y más, lo pude captar con mi teléfono y lo subí a Youtube tras una conversación con los vecinos, quienes querían tener constancia de lo ocurrido para mostrarlo en la Municipalidad. A continuación, el «gran» video.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=UrL3ycEnjlc&w=500&h=315]

Cobertura de prensa

Sin utilizar ningún contacto de prensa o denunciar esta situación más que por Twitter y unas conversaciones con el ex candidato a alcalde de Providencia, Cristóbal Bellolio y la concejal de la comuna, Marcela Sabat, unas horas de transcurrido el hecho, nos llamaron del diario Las Últimas Noticias. (¿Cómo consiguieron nuestros teléfonos? El poder de la prensa)

Después de una conversación de más de 20 minutos, el periodista pudo plasmar -de manera clara y real- lo que nos había pasado, y publicó la historia de Nicolás Bonati (mi pololo), contando cómo su vecino, se había precipitado al camión y lo había rayado.

Luego de esto, nos llamaron de Chilevisión, Meganoticias y La Red e hicieron notas al respecto (links de videos incluidos). El problema fue este último medio, ya que en el programa Hora20 de Beatriz Sánchez y Alejandro Guillier, se dijo que el furioso vecino era Nicolás Bonati, empezando a tergiversar la veracidad del hecho.

¿Malos periodistas?

Tras esta equivocación, aclarada a través de Twitter con Beatriz Sánchez y desmentida, el diario popular, La Cuarta, también quiso hacerse parte de la historia y nos pidió hablar. El problema, y haciendo honor a que la noticia «ya había pasado», no quisimos, ni tuvimos el tiempo de conversar con ellos.

Luego de esto, La Cuarta publicó el miércoles -tres días después- una nota completamente equívoca de lo ocurrido, sin fuentes (la señora Marta nunca existió en el barrio) y con grandes errores, hasta en el apellido de Nicolás, demostrando que los dos periodistas encargados de reportear el tema, al ver que uno de los reporteros ciudadanos no quiso hablar, no hicieron más que hacer una historia en base del video que estaba publicado en YouTube, sin ni siquiera tomar en cuenta las notas anteriores.

Fe de erratas

Nuestro enojo llegó a tanto, que enviamos una carta al editor del medio y a los periodistas que «reportearon» el tema, aludiendo que “incriminar a una persona, en este caso Nicolás Bonati, de cometer un delito que no hizo implica una calumnia” (Ver: Carta a La Cuarta).

Con esto, logramos que L4 -una semana después y luego de un par de problemas que interpusieron- hiciera una aclaración pública del error, sin reconocer (obviamente) que la falta correspondió a la «flojera» de los dos periodistas que «escribieron» la nota, sin sentido y sin hacer bien su trabajo.

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13 respuestas a Periodismo ciudadano: ¿La nueva forma de ser periodista?

  1. Roberto Contreras A. dijo:

    Es interesante esta opinión. Yo no soy del gremio de los periodistas, pero valoro su accionar, ya que cabalizan la información para formarse una opinión.

    Pero, ¿que pasa cuando la información no es completa o erronea?. Yendo directamente al ejemplo, siempre me ha llamado la atención la diferencia de espacio que existe, en los medios escritos, entre una noticia mal emitida y una aclaración a la misma. Siempre he visto que la aclaración, cuando aparece, es de un tamaño y ubicación que lo hace casi imperceptible.

    Lo segundo tomado del ejemplo de Rocio. Ella es periodista, conoce el medio, y exige una aclaración a la información mal dada, por el bien de los involucrados y por el honor a la verdad. Ante tal insistencia, se le concece la aclaración. Pero ¿cuantas veces ni se da esa aclaración?, «Topón pa’dentro» (como diría mi viejo) si es que nadie alega.

    Todos cometemos errores, y para todos existe la oportunidad de la disculpa, pero, hay que reconocerse y pedirlas. La prensa no está excenta de errores, que por lo que veo desde fuera, son habituales en el afán de obtener primicias. Y así como todos, la prensa debiera reconocerse y pedir las disculpas en cada caso, y no esperar a que alguien alegue. Prefiero una prensa que se disculpa a una que se desentiende ante un error, porque como dije al principio, son la forma por la cual muchos nos formamos una opinión.

    Como dato: Soy Farmacéutico, y me toca de cerca el tema de los Bioequivalentes y las leyes que se quieren dictar al respecto de la venta en farmacias. Y en cada noticia que he visto, hay errores no aclarados como para escribir un libro. Justo en un tema sensible para la población.
    Saludos.

    • Roberto, acá hay varias cosas.

      Primero, y según lo que yo creo que pasó, el editor de L4 vio que la noticia -más bien, denuncia- salió en varias partes, por lo que le encomendó a sus periodistas ahondar en el tema, sin considerar que el hecho se produjo un domingo y él lo quería para la edición del miércoles, algo añejo.

      Segundo, y considerando la pobreza del artículo, se nota que la publicación se hizo por «obligación». La «flojera» que muestra es impresionante, sin dar fuentes (una señora Marta que nadie conoce) y un «copy+paste» de un comunicado que envío la Municipalidad de Providencia. Simplemente, inaceptable.

      Concuerdo en lo de las aclaraciones, y por lo mismo, insistimos a Copesa y su producto que se rectificaran en su actuar, pero tuvimos una larga semana de «conversaciones». Luego de que nos negáramos al ofrecimiento de «hacer una nueva nota» explicando la situación, sin asumir errores, pretendimos esperar una semana a que apareciera alguna disculpa, y si esto no sucedía, iríamos al Ministerio Público ya que aquí había una falta desde el punto legal: Le estaban incriminando un delito (daño a la propiedad privada) a Nicolás.

      Para nuestra tranquilidad, L4 respondió con una «caluga» (espacio en el diario) de 2×2, pidiendo las disculpas al caso, pero ¿qué pasa con la nota que aún está colgada en internet? Si tú buscas en Google, aún aparece que el «ingeniero tuvo su día de furia».

      En relación a los errores, es honorable y gratificante cuando se ve el «fe de erratas» en los diarios, los hace mejores medios ya que sí, nos equivocamos mucho. Finalmente, los periodistas son los que tienen que saber «de todo un poco»

      ¡Saludos!

  2. Roberto Contreras A. dijo:

    Me hiciste recordar un artículo de La Vanguardia del año 2009: »
    ¿Se puede borrar nuestro pasado de internet?»

    http://www.lavanguardia.com/internet-y-tecnologia/noticias/20090730/53754549782/se-puede-borrar-nuestro-pasado-de-internet.html

  3. Me parece muy interesante la historia que tuviste que vivir. Sin embargo quiero declararme un poco incrédula y desconfiada sobre algunos temas del periodismo ciudadano. Sobretodo aquél que hace referencia a la pauta. Es evidente que con las nuevas tecnologías y quizá mayor consciencia y ganas de participación la gente cada día se muestra más activa en cuanto a la «presentación» de información. Pero esto no significa que el contenido que encontramos en Twitter o blogs se convierta en la pauta del día de grandes medios de comunicación. Si bien es cierto que se considera lo que pasa en estos sitios web, la primacía e importancia de lo que se abordará en prensa se limita a lo que decidan ellos. De esta manera, creo (en mi más humilde opinión y sin todavía contar con experiencia en trabajos como el tuyo Rocío) que sigue habiendo cierto monopolio de las grandes entidades de comunicación a las que poco y nada les importa este «periodismo ciudadano». Claro ejemplo de ello es lo que te paso a ti, no se corroboran fuentes y se da vuelta a la noticia al antojo de ellos. Tal como decía Neumann no dicen qué pensar pero si sobre qué pensar. En este sentido sí ven twitter y otras fuentes de información no profesionales pero finalmente son los grandes medios de comunicación los que determinarán de forma casi arbitraria lo vale la pena que se haga público y desecharán lo que consideran que no.
    Me parece muy eficiente esta creciente «ola» de periodistas ciudadanos pero no quiero pecar de inocente al pensar que canales de televisión importantes o medios escritos le darán cabida a este tipo de noticias y basarán su pauta en base a lo que la sociedad postea, tuitea o bloguea.
    Que estés bien!

  4. Si bien en cierto lo que dices, te puedo dar dos claros ejemplos de que los medios de comunicación muestran, finalmente, «lo que la gente quiere ver»: Lun y Chilevisión.
    A diferencia de esos medios «arbitrarios» que muestran lo que «ellos creen correcto», estos medios tienen a varios periodistas revisando las redes sociales en busca de noticias. Si bien no son las más relevante, a veces sí marcan pauta como me pasó a mi.
    Juan Morales, el que escribió la primera nota (Lun) estaba en un turno de domingo, mirando las redes en busca de «un dato curioso» y lo encontró.
    Chilevisión también se destaca por mostrar el «video-loco» o los Trending Topics en las noticias.
    Con esto no digo que la portada de un diario o la noticia más relevante será sacada de redes sociales, pero sí muchas veces -y me incluyo- veo en las redes una fuente de temas de reporteo porque finalmente, en ellas vemos «lo que la gente quiere ver».
    ¡Saludos!

  5. Jorge Hernández dijo:

    Buen caso Rocío, la verdad es que vivimos hoy tiempos de ciudadanos/consumidores furiosos y empoderamos con teléfonos móviles que sirven de armas de defensa personal. Ahora, para los periodistas profesionales, que tienen un título orgullosamente colgado en la pared, este empoderamiento exige el doble de fiscalización de las fuentes. ¿Expondrás este caso en clases?
    Saludos, JHC.

    PD: es «intención» no «intensión».

    • No sé si hay mucha diferencia entre el periodista que tiene colgado el título en la pared con el que sigue en el trámite (como yo, jeje). Algunos dejan harto que desear y llevan años en la carrera, como pasó con estos dos de L4.
      Feliz expongo este post, es bien chistoso y hay cosas que por criterio no se pueden escribir pero sí las puedo contar en off.
      ¡Saludos!
      Pd: cambiado el error, ¡ups!

  6. Que bueno tu post Rocío, estos casos pasan muy a menudo en distintos puntos de Santiago, y la verdad la gente de ciudad ya no tolera que les pongan un pié encima, y como bien dice Jorge, los celulares hoy en día se utilizan como arma de defensa personal, una especie de amenaza frente a algo que no nos parece bien y puede ser o no, que salgan a la luz como el caso que acabas de exponer.
    Eso en cuanto al uso del teléfono como defensa, pero encuentro una aberración el mal uso de la información de la que fueron victimas Rocío y su Pololo, la falta de profesionalismo es impactante y pasa con otras disciplinas también.

  7. Así es, Andrea. Como si la premisa fuera «tengo un celular en mi bolsillo y no dudaré en usarlo… Pero, ¡Hey! Tiene cámara». La situación fue bien desagradable en cuanto al «error» de los periodistas, pero como dices, puede pasar en otras disciplinas también.
    ¡Saludos!

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