¿Y
se generó a partir de este uso alguna corriente
audiovisual?
El documental etnográfico y antropológico
se vieron fortalecidos con la aparición del
video en general y con el U-matic en particular porque
se pudo producir material en calidad profesional y
pudo circular por circuitos que son más exigentes
en términos de calidad de imagen y sonido.
Fortaleció también el periodismo alternativo,
permitiendo que camarógrafos chilenos salieran
a la calle a grabar protestas, por ejemplo, y ya en
la noche de ese mismo día se estaba viendo
en todo el mundo.
¿Con
qué tipos de obras se han encontrado en esta
etapa de visionar?
Nos hemos encontrado con documentales, ficciones,
Video Arte, registros periodísticos, registros
sociales, video clips, experimentos televisivos (televisión
popular). Dentro de los registros sociales (vida social)
hay cosas súper interesantes, ya que el espíritu
de la gente que hacía audiovisual en la época
era: grabarlo todo. Entonces hubo gente que se dedicó
a grabar acciones de arte, performance, fiestas, conciertos.
Son registros voluntarios. Existió un acto
compulsivo de grabar, una cosa que nos decía
uno de nuestros entrevistados, era que había
que dejarlo registrado todo, nadie sabía muy
bien por qué, tenían una suerte de sensación
de que lo que pasaba era trascendente.
¿Hay
algo que las une?
El tipo de realizador independiente, al cual nosotros
hemos accedido en general, los une la dictadura, que
está presente ya sea en la coyuntura de la
época como también en estas fiestas
desenfrenadas donde no había una actitud política
pero sí una actitud ideológica. La acción
era de por sí rupturista, estabas haciendo
contracultura, algo que al sistema no le caía
bien, desde registrar a los milicos pegándole
a la gente hasta fiestas New Age.
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¿Qué
es lo que más te ha sorprendido del material
encontrado?
Los videos de Derechos Humanos de Hernán Friedman.
Encontrarse con testimonios grabados de gente que venía
saliendo de Villa Grimaldi y que cuentan todas las atrocidades
que les hicieron. Más todavía porque actualmente
hay personas que dicen que no sabía nada o no
se informó y esos videos existen desde el año
’78.
Lo otro que me impactó harto fueron las cintas
del Tele Análisis, yo pasé rápido
como un año y medio de cintas y eran funeral,
funeral, funeral de gente que mataban los servicios
de represión. Del ‘85 al ’86 …
es súper fuerte.
¿Hay
algún segundo proyecto, por ejemplo exhibir
las obras?
Estamos trabajando con Néstor Olhagaray y Justo
Pastor Mellado quienes van a hacer una selección
de obras para exhibirlas. Ahora, el financiamiento
de esta muestra no lo tenemos, de modo que puede ser
motivo de un nuevo proyecto.
Una segunda iniciativa pudiera llegar a ser un libro
con la historia del U-matic. Otro proyecto posible
es un documental y, bueno, la continuidad propia de
la investigación: estamos elaborando ahora
un listado de lo que No vimos, lo que No conseguimos,
pero sabemos que está para una segunda vuelta.
¿Qué
aspectos destacarías de esta investigación
ahora que ya está en su etapa final?
Este proyecto podría haber tenido una duración
mayor de lo que el Fondart te impone, pero estoy súper
contento porque dejaremos en este sitio Web un documento
de utilidad para la gente que el día de mañana
quiera trabajar en una cinemateca o hacer estudios
sobre el tema. Además, para quienes quieran
saber algo de la historia del video en Chile estamos
escribiendo un texto que da una panorámica
de la historia del video nacional encontrando nexos
entre la producción y la situación política
y social. En Chile se cree que no se produjo nada
en la década del 80’ y eso es mentira.
Nosotros tenemos esta producción para decir
NO, aquí en Chile se produjo mucho material
audiovisual, lo que pasa es que no es en celuloide,
y hay un montón de ignorantes que hasta el
día de hoy creen que lo único que vale
para la producción de un país es en
celuloide.
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