La obra audiovisual no termina en la pantalla sino que
se recicla y adquiere nuevos sentidos en su interacción
con el público. Cualquier documental o película
de ficción puede tener un alto contenido educativo
por sí mismo, al ser un estímulo para el
debate, la reflexión y la conversación.
Esa fue la inspiración
para inaugurar el encuentro con un clásico del
documental norteamericano, la película All
my babies de George Stoney, que en cincuenta años
no ha perdido vigencia por su profundo aporte humano y
pedagógico. Diseminar y retroalimentar la obra
en una audiencia participativa se transforma en una potente
experiencia de aprendizaje.
El cineasta argentino Mario
Piazza comprendió esto desde un principio,
desde que estrenó su documental “La
Escuela de la Señorita Olga”,
acerca de la luminosa experiencia educativa de las hermanas
Cossettini (Rosario). Piazza ha presentado la película
durante casi quince años a diversos públicos
de Latinoamérica acumulando de esa manera un completo
corolario de las reacciones afectivas e intelectuales
que produce la emotiva cinta. Se trata de un caso especial
de una película sobre educación, cuya difusión
es también una experiencia de aprendizaje.
En la misma línea,
el CIDE,
auspiciado por la Fundación Ford, ha hecho lo suyo
con el proyecto de Documentales “Equidad y Educación”,
una iniciativa que dio origen a la producción de
cinco obras audiovisuales para ser trabajadas con guías
en las escuelas chilenas. Las cinco obras, de buena factura
visual y técnica, se enfocan en la temática
de la igualdad de oportunidades y los horizontes vocacionales
de jóvenes de diversos entornos sociales. Un ejemplo
es “La Península de los Volcanes”,
de Francisco Hervé, quien participó
como expositor en el Primer Seminario de Lenguaje Audiovisual
y Aprendizaje relatando su experiencia “usando el
aula para un documental y no el documental en el aula”.
Los norteamericanos Pamela Yates y
Paco de Onis, de Skylight
Pictures, se han especializado en la producción
de documentales sociales y políticos tanto en
Estados Unidos como en Latinoamérica. Uno de
sus trabajos, Outriders (“Los escoltas”),
cuenta la historia de cincuenta personas en situación
de extrema pobreza que recorren Estados Unidos en bus
durante un mes, reuniendo las historias de otros postergados
en la época de la administración Clinton.
La cámara está siempre presente y parece
diluirse entre los participantes del experimento, adquiriendo,
por decirlo de alguna manera, el status de “insumo
clave” para la video-transformación. En
este caso, más que experiencia educativa, se
trata de una experiencia de cambio potenciada por la
presencia de la mirada audiovisual.
Al focus group, la encuesta
cuantitativa, la entrevista en profundidad y el relato
testimonial se suma una metodología de indagación
audiovisual en la empresa para apoyar procesos de
aprendizaje organizacional. El sociólogo y
director del Centro EAC, David Benavente,
desarrolló a inicios de los noventa una experiencia
en la empresa ARTELA con un registro audiovisual que
daría origen al video “Desafiando
el futuro”.
Sin viadas para tratar el conflicto, y lejos de un
mensaje vertical-corporativo, este muestra las percepciones
de los trabajadores y directivos en relación
a la empresa y sus procesos de cambio. El video fue
mostrado a distintas unidades de la organización
en sesiones guiadas y sistematizadas por expertos.
El resultado fue de un balance positivo compartido,
siendo la intervención audiovisual un genuino
espejo de la empresa para objetivizar oportunidades
de mejoras y comunicación entre los distintos
niveles jerárquicos.