la van. Decodifico a empujones la ingenua postal de La Habana
que tenía en mi cabeza. Pero mi cuarto estaba bien.
Subo y bajo la escalera, entro y salgo del ascensor. Me siento
mejor. Ahora funcionan los PC con Internet y veo en el lobby
los nombres de dos mexicanos en la lista de asistentes al
VI Salón. Ya no estaba solo.
El salón partió un lunes y duró cuatro
intensos días. Estaba inteligentemente diseñado
y promocionado como una fiesta de arte digital con diversas
exposiciones en paralelo en distintos lugares de la ciudad.
Uno se sentía en deuda permanente con el programa.
Videoartistas, intelectuales, historiadores del arte, net.artistas
y cercanos al gran upgrade de la babel actual se hicieron
presentes. De Cuba, Brasil, Uruguay, Venezuela, Perú,
México, Inglaterra, Italia, Rumania, Canadá
y Estados Unidos. ¡De Estados Unidos!, a pesar de las
duras restricciones para viajar a Cuba impuestas por la administración
Bush.
El primer día me fui caminando
y casi muero de deshidratación. Era el día de
la inscripción y había que estar en punto. Me
anduve medio perdiendo por La Habana vieja y como no conocía
el lugar navegué por rincones y surrealistas pasajes
con 40 grados de calor y alta humedad ambiente. Pero llegué.
A un pulcro y restaurado edificio cercano a la Catedral y
el mar. Where you come from? Are you an artist? Yes, not exactly,
…it’s so warm Havana…..¿Eres tú
el mexicano del Hotel Deauville? Mucho gusto, soy chileno
y vengo a presentar una revista electrónica. Mucho
gusto, tengo varios amigos chilenos, ella es Olivia, mexicana
también.
Y así comenzó una inyección de experiencias.
En un bar para pasar el calor no paramos de hablar durante
horas de los mil temas relacionados al arte digital: lenguaje
electrónico, cibercultura, virus informáticos
como obras de arte, brecha digital, vida artificial, peligrosa
manipulación mediática, poderoso salto evolutivo,
net.art colaborativo, ARS electronica, Tokio, la web, anota
mi mail, anota mi web, esta página es buena, ¿sabes
Flash?