¿Qué es lo que buscas abordando de esta manera el tema?
JAVIER: Con esta perspectiva se pretende dejar un poco de lado la justificación corriente de que el inmigrante es una persona que sólo busca mejorar determinadas condiciones que no encuentra en su país de origen (sobre todo económicas) y que por lo tanto el lugar donde habita es irrelevante para sus necesidades. Al contrario, creo que todos, cuando nos movemos de un lugar a otro, llevamos dentro una manera de estar y vivir el espacio. Un inmigrante, aunque venga por ejemplo de una situación habitacional precaria, tiene una manera de vivir ese lugar que naturalmente es distinta de la que encuentra en el lugar al que se traslada; es como un modo ancestral de entender el espacio. Es arbitrario entonces suponer que porque en Europa consigue un bienestar mayor, no se sienta desorientado o no se pregunte también por las condiciones del lugar que le toca vivir. Roma en este sentido es un lugar que desorienta profundamente porque a diferencia de otras ciudades europeas, no consiguió durante el siglo XX dar forma a una nueva ciudad; Roma fue poblada pero no construida, por lo tanto, habitarla es tremendamente dificultoso.