1995
Considerando la buena acogida de ese verano de 1994, se organizó la segunda versión del Teatro a Mil en 1995, doblando la cantidad de obras en cartelera. “La siete vidas del Tony Caluga†marcó la escena con la creatividad de Andrés del Bosque y su Teatro Circo Imaginario, quien hurgó tras el aserrÃn y las candilejas circenses para dar con los misterios de la vida de uno de los payasos más famosos de Chile: Abraham Lillo Machuca. Esta compañÃa era parte de una expresión escénica que ya habÃa iniciado el circuito con exponentes como Andrés Pérez y el Gran Circo Teatro; Mauricio Celedón con el Teatro del Silencio y Horacio Videla con el Teatro Provisorio.En contraste con la voltereta y el sentimiento bajo la carpa, la cartelera de ese año incluyó “Éxtasis o la senda de la santidadâ€, escrita y dirigida por Ramón Griffero, el dramaturgo que en 1984 habÃa desarmado el mapa teatral chileno con la irrupción de “Cinema UtopÃa†y un nuevo concepto escénico en la célebre sala El Trolley, un lugar hasta entonces impensado para el teatro. “El teatro de Griffero es un acto de resistencia basado en el cuestionamiento de la rigidez de un orden espacial y temporalâ€. (Theatre Publique Paris. 1986). Junto a Griffero, los fundadores del Teatro Fin de Siglo fueron Eugenio Morales, Carmen Pelissier, Alfredo Castro, RodrigoPérez y Verónica GarcÃa-Huidobro. En 1984 con un grupo de actores arrendamos un gran galpón perteneciente al sindicato de jubilados de los conductores de trolleys. De ahà se bautizó este espacio como “El Trolleyâ€, el cual serÃa la sede del grupo teatral Fin de Siglo, fin de siglo ya que era en este perÃodo donde debÃamos plasmar nuestra propuesta teatral y también como homenaje a la tradición teatral de comienzos de siglo. En un contexto de dictadura este era un espacio clandestino en el sentido que se arma la sala sin permiso ni autorizaciones municipales ya que éstas habrÃan sido negadas; del mismo modo, al no estar inscritos no se pagaba los impuestos a la venta de entradas establecido por el régimenâ€, cuenta Griffero en un ensayo sobre trayectoria. (Octubre de 1999). Y agrega: “En ese espacio se vivÃa la libertad inexistente mas allá de nuestros muros. Una generación que ya habÃa nacido bajo la dictadura y por ende no temÃa más de ella que quien le teme a un padre autoritario, una generación que en su expresión usaba también los elementos de la ironÃa y el humor frente a lo sanguinario. Asà grupos de música como Pinochet Boys, Los Prisioneros, Indice de desempleo o Fiskales ad hoc (nombre de los jueces militares) denotaban otro discurso que surgÃaâ€. “El Ñato Eloy†y “La Niña de la Calaca†en escena daban cuenta de la presencia de otro nombre creativo: Arturo Rossel y su grupo Equilibrio Precario. Con la utilización del desecho o la magia del teatro de sombras, sobrevenÃa un lenguaje joven con una estética de la sencillez. Además, todo diseñado por ellos. “A veces esos objetos (de desecho) aparecen en los momentos precisos. En otros casos nos ocurre que mirando en los mercados persas, en La Vega, nos topamos con materiales que podrÃan servirnos alguna vez. Es algo casi como una intuición…. La necesidad de alcanzar la verdad más que el efecto nos aleja de las tecnologÃas teatrales y nos acerca a las mecánicas a la vista, rudimentarias, y, según nosotros, llenas de belleza†(Arturo Rossel. Revista Apuntes de Teatro, número 109 de 1995, pág. 101). “El malentendidoâ€, de Camus, bajo la dirección de Rodrigo Pérez, y “El ejecutorâ€, de VÃctor Carrasco, fueron otras de las puestas, mientras que un prolÃfero BenjamÃn Galemiri, daba cuenta de su creación con “El coordinador†y “El solitarioâ€, junto a la compañÃa El Bufón Negro, sociedad teatral de trayectoria. Con la primera, Galemiri habÃa arrasado el año anterior con los premios del VIII Festival de Teatro del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura. “Galemiri pertenece a la raza de los incontenibles, vive en el territorio de desmesura, roza la belleza con la punta de los dedos, sus obras lo sitúan en una posición de experimentación no conocida en el teatro chileno. Algo oscuramente radiante se estremece en nuestras melancólicas vÃsceras de chilenos apalominados (adjetivo aplicado a nosotros por Rafael Alberti) cuando ha sido posible que aparezca un dramaturgo de la talla de Galemiri en los escenarios en esta década de fin de milenioâ€. (Jorge DÃaz. Presentación de la AntologÃa de BenjamÃn Galemiri.1998. “Un dulce aire canallaâ€, “El seductorâ€, “Jethro o la guÃa de los perplejosâ€,†El cielo falsoâ€, “El amor intelectual†o “Edipo asesorâ€, se irÃan sumando a su producción, siempre en contacto con el panorama internacional, especialmente francés.
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