El teatro La Memoria, por su parte, luego de estrenos casi a hurtadillas en escenarios nada convencionales y abordando temas que hablaban la marginalidad y el dolor, irrumpía con su Trilogía Testimonial, obras individuales que se conectaban a través del imaginario de sus personajes y con una temática de submundos que ahora asomaban en el escenario. “La manzana de Adán” abordaba la dura verdad de los travestis marginales, “Historia de la Sangre”, hablaba el delirio de los crímenes por amor más allá de la crónica roja, y “Los días tuertos”, aportaba nuevos testimonios de quienes van por la orilla de la vida: ancianos, cartoneros, vagabundos y magos. Los nombres de actores como Amparo Noguera, Rodrigo Pérez, Francisco Reyes, Pablo Schwarz, Paulina Urrutia, Verónica García Huidobro, Pedro Vicuña, Luis Gneco y Maritza Estrada quedarían para siempre asociados con estas creaciones.

También la compañía La Troppa se transformaba en un hito teatral, desde su exitoso montaje “Pinocchio”, en 1990, que presentaba una fresca y original visión del clásico cuento infantil. Laura Pizarro, Juan Carlos Zagal y Jaime Lorca habían formado anteriormente Los que no estaban muertos, grupo que entre 1987 y 1989, realizó “El santo patrono”, “Salmón vudú” y “El rap del Quijote”, donde ya se advertía un nuevo lenguaje. Con La Troppa, seguían profundizando en esta búsqueda, logrando montajes de increíble calidad y originalidad, entre los que destacó “Gemelos”, cuyo éxito superó extensamente las fronteras de nuestro país.

Otro grupo que irrumpía con fuerza era el Teatro del Silencio, cuyo montaje “Taca Taca mon amour”, dirigido por Mauricio Celedón había permitido que el gesto se apoderara del escenario callejero. Esta compañía ya llevaba su propio trajín internacional, que los había llevado a diversos festivales, en Bogotá, Caracas, Ciudad de México y Montreal. La inclusión en el primer Teatro a Mil de esta obra, en la que a través de un gigantesco taca-taca, se mostraba parte de la historia contemporánea y el manejo de sus líderes, marcó la presencia del teatro callejero, que ha constituido un elemento central y distintivo de las posteriores versiones del festival.

Romero & Campbell, la productora a cargo del evento, tenía también sus orígenes en los últimos años de la década de los ochenta, y desde sus inicios había cultivado una estrecha relación con el quehacer teatral nacional, sobre todo con aquel que era expresión de la búsqueda de nuevas temáticas y leguajes. Bajo el nombre de El Carro, la productora había organizado  presentaciones de teatro al aire libre, frente al Museo de Arte Contemporáneo, y ciclos en el Museo de Bellas Artes, que incluían teatro, danza y música. También había tenido a su cargo las exitosas giras internacionales de La Negra Ester, montaje basado en las décimas de Roberto Parra bajo la dirección de Andrés Pérez Araya, que ya en Chile había logrado una excelente recepción. El Carro Producciones había incursionado igualmente en la co-producción teatral, junto a Alfredo Castro y el Teatro La Memoria. Con la realización de este primer Festival de Teatro a Mil, Romero y Campbell iniciaba la historia del que con los años, se ha transformaría en el más importante evento teatral del país.