2006
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En 2006 el festival pasó a llamarse Festival Internacional Santiago a Mil, como una manera de identificar a la capital del país con el evento de artes escénicas más importante que se realiza en Chile. Este nuevo nombre, significaba, paralelamente, reconocer un proceso de apertura cada vez mayor desde el teatro a otras artes escénicas.En sus casi tres semanas, el Festival alcanzó una cifra récord de 150 mil asistentes, parte importante de los cuales fueron convocados por espectáculos callejeros gratuitos. Solo en la noche inaugural, realizada en la plaza de la Constitución, se reunieron siete mil personas a ver las españolas Amor Diesel y Dioses o bestias.
También este 2006 fue inédito en su cobertura geográfica, que había venido creciendo paulatinamente en los últimos años. El Festival estuvo presente en 23 comunas santiaguinas tan diversas como El Bosque, Maipú, San Joaquín, Cerro Navia, Quinta Normal, Lo Espejo, San Miguel, Lo Prado y Macul. Igualmente, se realizaron extensiones a provincia, en Valparaíso y Concepción. En este contexto, itineraron por comunas periféricas los montajes internacionales Amor Diesel y Eva Yerbabuena (España), Otra vez Marcelo (Bolivia), y los chilenos Roman Photo, Karrocerías, Silencio de Dios, Chile pa´l mundo recargado, La secreta obscenidad de cada día y El rey se muere. También el rapero norteamericano Danny Hoch participó de este recorrido, donde realizó una serie de talleres que contaron con la entusiasta participación de varias agrupaciones locales. El acento de la programación de décimo octavo festival estuvo puesto en el teatro de vanguardia y los espectáculos callejeros. El encuentro reunió 30 montajes nacionales, divididos en las categorías estrenos de sala y calle, mejores montajes y obras emergentes y 14 invitados internacionales. Este año además se contó con la categoría Invitados especiales, como una manera de premiar la trayectoria de un grupo o destacar un trabajo. En la categoría montajes nacionales, los espectáculos a tablero vuelto fueron Gemelos del ex grupo La Troppa, Cocinando con Elvis, Narciso, Cuerpo y La Tercera Obra. Los estrenos de sala fueron nueve y los de teatro callejero, cuatro, destacando una nueva versión de Roberto Zucco, a cargo de Víctor Carrasco, así como El Quijote no existe de Jorge Díaz, Diatriba de la empecinada de Juan Radrigán y Mil años de perdón de Benjamín Galemiri. La cartelera internacional contó con dos obras argentinas, La Estupidez, de la revelación del teatro transandino Rafael Spregelburd, y Un hombre que se ahoga, una adaptación de Las tres hermanas de Chejov; la boliviana, Otra vez Marcelo, del reconocido Teatro de los Andes, y la peruana Antígona, monólogo a cargo de la compañía Yuyachkani y la extraordinaria actuación de Teresa Ralli, todos espectáculos alabados unánimemente por la crítica. Uno de los grandes éxitos de taquilla de la categoría montajes internacionales fue, sin duda, la segunda versión del Showcase de Danza Contemporánea de Japón, una muestra de las nuevas líneas expresivas del Butoh, y la mezcla de culturas del Occidente y Oriente. Desde Europa llegaron el polémico argentino-español Rodrigo García, cuya obra La historia de Ronald, el payaso MacDonalds, dividió al público y la crítica, y el belga Jan Fabre, artista asociado del Festival de Avignon 2005, y sinónimo de vanguardia escénica, quien trajo su perfomance – instalación, Ángel de la muerte, en la que se mezclan la danza y el video. Mientras, en los espectáculos de calle, la presencia de los franceses de GenerikVapeur y su intervención callejera de Taxi, con doce taxis temáticos provocando la expectación y la alegría en el centro de Santiago, se convirtió en una de las postales más recordadas de esta edición. El invitado de honor de esta décimo octava versión del festival fue España, país que arribó con una notable embajada artística, que aparte de los ya nombrados Rodrigo García y la bailaora Eva Yerbabuena, incluyó los montajes de teatro de texto Celeste Flora y Homenaje a los malditos, y los espectáculos callejeros Amor Diesel, en que seis bailarines danzaban con tres máquinas retroexcavadoras, y Dioses o Bestias, la unión de la pirotecnia y remembranzas a las tradiciones taurinas. La muestra española incluyó también una exposición del grupo de arte gráfico español Grupo Crónica, colectivo que ganó notoriedad política y estética por su oposición al régimen de Francisco Franco. La muestra se mantuvo durante todo el mes de enero en el Museo de Arte Contemporáneo.
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