CHILE EN U-MATIC
15 años de imágenes

por Marcela Oyarzún

Las personas vinculadas al mundo audiovisual reconocerán de inmediato la palabra U-matic. Se trata del primer formato de video "portátil" que se utilizó en nuestro país, una cinta de ¾ pulgada con la cual se registró parte de la realidad chilena de la década del ochenta y principios de los años noventa.

Sin embargo, dado lo convulsionado de la época en que se usó el U-matic, existen muchas imágenes que no se exhibieron por la televisión oficial y que circularon por redes clandestinas. Así tenemos una parte de nuestra memoria audiovisual repartida en producciones independientes y para recuperarlas el realizador chileno Germán Liñero creó el Proyecto U-matic, con el objetivo de hacer visible el patrimonio audiovisual del país registrado en este formato ya extinto, ordenarlo y ponerlo a disposición de la gente.

Para concretar el proyecto, su director llamó a entidades, productores, realizadores y coleccionistas que posean material en U-Matic a contactarse y colaborar con su equipo. Así, durante cuatro meses han logrado reunir 200 obras en cinta U-matic y visionar un poco más de 100 horas, incluyendo registros del Centro EAC, Artes de la Comunicación de la Universidad Alberto Hurtado. Además, levantar un sitio Web (www.umatic.cl) donde se podrá encontrar toda la información recopilada durante la investigación del proyecto. “La idea de fondo es restituirle la visibilidad a esta gran cantidad de obras, es decir, si hoy en día alguien quiere saber qué se hizo en U-matic, pueda saberlo”, señala Liñero.

El proyecto obtuvo la ayuda del Fondart y el apoyo de la Universidad ARCIS, la Fundación Chilena de las Imágenes en Movimiento, UNESCO y el Instituto Chileno Francés de Cultura.

EAC magazine visitó a Germán Liñero en la universidad ARCIS, donde es profesor de dirección de fotografía e iluminación, para que nos contara cómo ha sido el desarrollo de su proyecto que “desde el punto de vista del rescate patrimonial es interesante, porque es un formato que desapareció. Entonces es como hacer arqueología audiovisual de un formato que ya no existe y que reinó en lo audiovisual durante 15 años”, expresa.

Además, con orgullo se refiere a los integrantes del equipo U-matic “a ellos le ha tocado visionar todas las cintas que nos han ido llegando, digamos que son verdaderos expertos hoy en día de todo lo que se produjo en U-matic en Chile”. Se refería a Carlos Ovando y Luis Horta, quienes han tenido la tarea de visionar, fichar y copiar las obras en mini DV que reciben las personas que facilitan sus producciones, mientras que Daniela Morales a cargo de la producción, debe contactar a los realizadores y establecer el nexo para iniciar ciclo de recepción y entrega de los materiales.

SE BUSCA: Películas chilenas en formato U-Matic

¿Cómo surge el proyecto U-matic?

El proyecto surge de las ganas que yo tenía hace tiempo de que se conocieran muchos materiales que se grabaron en la década del ‘80 o a principios de la década del ’90. Varias producciones en las cuales yo había trabajado como camarógrafo, como director de fotografía, producciones de amigos míos o de gente que yo respeto mucho y que, por las condiciones en que se producieron las cosas en esa época, son materiales que los vio muy poca gente y me parecía bonito explorar la posibilidad de que se volvieran a conocer a 15 años de distancia.
Siempre he querido que esos materiales se vuelvan a conocer y me pareció que finalmente era un tema que tenía que ver con el patrimonio audiovisual chileno. Ya planteado en esos términos, me pareció que metodológicamente el poner valor a una colección enorme de obras requería primero saber qué hay y cuánto hay, qué es y dónde está, en el entendido que está repartido por muchos lados.

¿Cuáles son las características que hacen al U-matic diferente?

Cuando aparece el U-matic, aparece por primera vez un equipo portátil y que entrega una imagen de calidad broadcast. Además, por primera vez, se trabaja con un caset. Todo el periodismo televisivo se empezó a hacer en U-matic, eso fue un tremendo aporte a la industria televisiva. Los realizadores pudieron tener la opción de hacer documentales en video, lo que significó que a mediados de la década del ochenta, prácticamente ya nadie hacia documentales en cine.
También, permitió a la gente que estaba comenzando a explorar en video-arte acceder a un formato con más efectos, más juego y exploración con la imagen. Esto expandió las capacidades y posibilidades de proyectar sus parámetros y cumplir con un discurso visual y artístico.

¿Cuáles son las razones específicas para elegir este segmento de la historia tecnológica o mediática en Chile? ¿Por qué elegiste este segmento y no otro?

Porque el U-matic fue el formato que reinó tecnológicamente en la década del ochenta y fue particularmente significativo para la historia del video chileno, o sea varios de los realizadores de hoy día, se formaron haciendo trabajos en U-matic; documentales, Video Arte, ficción. Gracias al U-matic hubo gente que se atrevió a hacer largometrajes en video, entonces es un formato que en esa época era el “rey” para los productores independientes.

¿Cuál fue el aporte de la incorporación del U-matic para los realizadores?

La posibilidad de producir a un menor costo que en cine y en calidad profesional, y el hecho de ser portátil… Piensa tú que en la década del ’80 en Chile empieza el movimiento de las protestas contra la dictadura de Pinochet y eso le permitió a mucha gente salir a la calle a registrar la realidad chilena e incluso utilizar esas imágenes como respuesta contestataria, de denuncia. Con la misma tecnología que usaban los canales chilenos para NO mostrar lo que pasaba, los realizadores independientes SÍ lo pudieron mostrar.

¿Y se generó a partir de este uso alguna corriente audiovisual?

El documental etnográfico y antropológico se vieron fortalecidos con la aparición del video en general y con el U-matic en particular porque se pudo producir material en calidad profesional y pudo circular por circuitos que son más exigentes en términos de calidad de imagen y sonido.
Fortaleció también el periodismo alternativo, permitiendo que camarógrafos chilenos salieran a la calle a grabar protestas, por ejemplo, y ya en la noche de ese mismo día se estaba viendo en todo el mundo.

¿Con qué tipos de obras se han encontrado en esta etapa de visionar?

Nos hemos encontrado con documentales, ficciones, Video Arte, registros periodísticos, registros sociales, video clips, experimentos televisivos (televisión popular). Dentro de los registros sociales (vida social) hay cosas súper interesantes, ya que el espíritu de la gente que hacía audiovisual en la época era: grabarlo todo. Entonces hubo gente que se dedicó a grabar acciones de arte, performance, fiestas, conciertos. Son registros voluntarios. Existió un acto compulsivo de grabar, una cosa que nos decía uno de nuestros entrevistados, era que había que dejarlo registrado todo, nadie sabía muy bien por qué, tenían una suerte de sensación de que lo que pasaba era trascendente.

¿Hay algo que las une?

El tipo de realizador independiente, al cual nosotros hemos accedido en general, los une la dictadura, que está presente ya sea en la coyuntura de la época como también en estas fiestas desenfrenadas donde no había una actitud política pero sí una actitud ideológica. La acción era de por sí rupturista, estabas haciendo contracultura, algo que al sistema no le caía bien, desde registrar a los milicos pegándole a la gente hasta fiestas New Age.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido del material encontrado?

Los videos de Derechos Humanos de Hernán Friedman. Encontrarse con testimonios grabados de gente que venía saliendo de Villa Grimaldi y que cuentan todas las atrocidades que les hicieron. Más todavía porque actualmente hay personas que dicen que no sabía nada o no se informó y esos videos existen desde el año ’78.
Lo otro que me impactó harto fueron las cintas del Tele Análisis, yo pasé rápido como un año y medio de cintas y eran funeral, funeral, funeral de gente que mataban los servicios de represión. Del ‘85 al ’86 … es súper fuerte.

¿Hay algún segundo proyecto, por ejemplo exhibir las obras?

Estamos trabajando con Néstor Olhagaray y Justo Pastor Mellado quienes van a hacer una selección de obras para exhibirlas. Ahora, el financiamiento de esta muestra no lo tenemos, de modo que puede ser motivo de un nuevo proyecto.
Una segunda iniciativa pudiera llegar a ser un libro con la historia del U-matic. Otro proyecto posible es un documental y, bueno, la continuidad propia de la investigación: estamos elaborando ahora un listado de lo que No vimos, lo que No conseguimos, pero sabemos que está para una segunda vuelta.

¿Qué aspectos destacarías de esta investigación ahora que ya está en su etapa final?

Este proyecto podría haber tenido una duración mayor de lo que el Fondart te impone, pero estoy súper contento porque dejaremos en este sitio Web un documento de utilidad para la gente que el día de mañana quiera trabajar en una cinemateca o hacer estudios sobre el tema. Además, para quienes quieran saber algo de la historia del video en Chile estamos escribiendo un texto que da una panorámica de la historia del video nacional encontrando nexos entre la producción y la situación política y social. En Chile se cree que no se produjo nada en la década del 80’ y eso es mentira. Nosotros tenemos esta producción para decir NO, aquí en Chile se produjo mucho material audiovisual, lo que pasa es que no es en celuloide, y hay un montón de ignorantes que hasta el día de hoy creen que lo único que vale para la producción de un país es en celuloide.